Resurgen con fuerza “Los Mundos de Yupi” en la persona de María Dolores Cospedal. No es para menos, después de escuchar la soflama del pasado lunes en favor de la transparencia de su economía; tal vez, desde la óptica de sus asesores políticos, fuese la salida más honrosa que pudiera quedarle tras comprobar toda España sus ganancias anuales, lejos, muy lejos de lo que suele considerarse normal en un trabajador al uso.
Tamaña soplagaitez sólo puede atribuirse al afán de burla de estos chicos bien, que se piensan que han descubierto el Mediterráneo cada vez que ven un charco de lodo. Sólo así puede explicarse que nos quieran hacer ver como gestos en pos de la humanidad lo que no es sino un ataque al buen entender de los castellano-manchegos y de los españoles. A saber, querer pasar por transparente una Declaración de Bienes, por ser Diputada Regional, que es obligatoria desde hace 16 años. Algo que se instauró, por cierto, siendo José Bono Presidente Regional; ese al que ahora el Partido del Pueblo pretende vilipendiar, ensuciando su bien ganada reputación con mentiras.
Y no contenta con la chanza, continuó afirmando que había renunciado al sueldo de las Cortes Regionales (lo que al modesto entender de quien escribe, la sitúa a la altura de heroínas tales como Juana de Arco o Agustina de Aragón).
Visto todo ello, convendría aclarar algunos puntos.
El sueldo de las Cortes Regionales de Castilla-La Mancha es, de los tres que podría percibir por desempeñar sus cargos públicos, el de menor cuantía, a lo que debemos sumar la incompatibilidad que supone ser Diputada Regional y cobrar por ello manteniendo el sueldo de otros cargos. Por aclarar más el asunto; si cobrase sueldo de las Cortes castellano-manchegas no podría percibir los otros dos sueldos. Entonces, ¿dónde está la magnificencia del gesto de Cospedal? La tan cacareada transparencia, ¿es tal o es una burla, con trampa incluida, a la ciudadanía? Por cierto, si cobra por ser Senadora, y sólo ha aparecido una vez por
Los refranes de la gente de los pueblos –esa gente a
Sra. Cospedal le aconsejo que se lea El Conde Lucanor, del Infante Don
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