El Diario Oficial de Castilla-La Mancha en su edición de ayer, 25 de octubre, se hacía eco de los ingresos de los líderes de los dos partidos mayoritarios de esta Región.
Nada destacable, si no fuese por el hecho de que Barreda, el Presidente de Castilla-La Mancha, cobra poco más de 76.00 euros, bagaje escaso para un líder de su “aparente” talla.
La tradición liberal, y su actualización, el neoliberalismo, opta por premiar a quienes con su dedicación y sacrificio dedican ingentes esfuerzos a trabajar por la ciudadanía; el trabajo debe ser recompensado como merece y, evidentemente, Mª Dolores de Cospedal es, sin temor a equivocarnos, una trabajadora pública de talla, que dedica todo su tiempo a los más desfavorecidos, desde la atalaya que le otorga su liderazgo en el Partido del Pueblo, tanto en Castilla-La Mancha como a nivel nacional.
Tamaña actitud al servicio del pueblo sólo puede ser recompensada con unos emolumentos acordes a su valía personal y profesional, que bien podríamos cuantificar en treinta veces el salario mínimo interprofesional de un trabajador.
Mientras Barreda dedica su tiempo a trabajar por Castilla-La Mancha, De Cospedal es el fiel reflejo de la humildad, el triunfo de la clase trabajadora, el esfuerzo denodado, la firmeza en sus planteamientos,…. En definitiva, una lideresa surgida del pueblo para el pueblo.
Si la honestidad estuviese premiada, multiplicar por treinta un salario de un trabajador sería una actuación despreciada, pues debieran ser trescientas veces el sueldo de los trabajadores lo que esta Sancha del siglo XXI, que ha hecho de la transparencia su leit motiv, merecería.
Ya está bien de líderes surgidos del pueblo. La cruzada que encabeza Cospedal en favor de los ¿débiles? es una actitud que se remonta a los gloriosos días del Caudillo, cuando los hijos de las calles –de las calles del Barrio de Salamanca- lo dejaban (casi) todo para volcarse en pos de los desfavorecidos, los débiles, aquéllos que sólo por servirse de la sociedad, y ganar sencillos sueldos de casi 300.000 euros, eran y son tildados de diferentes por los agraciados humanos que, inmersos en la mediocridad, se burlan de los desgraciados que sólo tienen dinero.
En tiempos de austeridad y recortes, no todos debemos estar sujetos a la dictadura de la crisis; ¡hágase justicia! Recortemos a los trabajadores y démosles a los pobres ricos, que ahogan sus penas en vino (de La Rioja) parapetados en sus (pequeñas) casas (de 265m²) y desprecian el “vil” dinero cuando no obedece a sus (legítimos) intereses (CCM).
Barreda, un Presidente que “sólo” trabaja por su Región.
Cospedal, una actitud ante la vida que ennoblece la humilde condición neoliberal.
“Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
Un príncipe malo
Una bruja hermosa
Y un pirata honrado.
Todas estas cosas
Había una vez
Cuando yo soñaba
Un mundo al revés”
Nada destacable, si no fuese por el hecho de que Barreda, el Presidente de Castilla-La Mancha, cobra poco más de 76.00 euros, bagaje escaso para un líder de su “aparente” talla.
La tradición liberal, y su actualización, el neoliberalismo, opta por premiar a quienes con su dedicación y sacrificio dedican ingentes esfuerzos a trabajar por la ciudadanía; el trabajo debe ser recompensado como merece y, evidentemente, Mª Dolores de Cospedal es, sin temor a equivocarnos, una trabajadora pública de talla, que dedica todo su tiempo a los más desfavorecidos, desde la atalaya que le otorga su liderazgo en el Partido del Pueblo, tanto en Castilla-La Mancha como a nivel nacional.
Tamaña actitud al servicio del pueblo sólo puede ser recompensada con unos emolumentos acordes a su valía personal y profesional, que bien podríamos cuantificar en treinta veces el salario mínimo interprofesional de un trabajador.
Mientras Barreda dedica su tiempo a trabajar por Castilla-La Mancha, De Cospedal es el fiel reflejo de la humildad, el triunfo de la clase trabajadora, el esfuerzo denodado, la firmeza en sus planteamientos,…. En definitiva, una lideresa surgida del pueblo para el pueblo.
Si la honestidad estuviese premiada, multiplicar por treinta un salario de un trabajador sería una actuación despreciada, pues debieran ser trescientas veces el sueldo de los trabajadores lo que esta Sancha del siglo XXI, que ha hecho de la transparencia su leit motiv, merecería.
Ya está bien de líderes surgidos del pueblo. La cruzada que encabeza Cospedal en favor de los ¿débiles? es una actitud que se remonta a los gloriosos días del Caudillo, cuando los hijos de las calles –de las calles del Barrio de Salamanca- lo dejaban (casi) todo para volcarse en pos de los desfavorecidos, los débiles, aquéllos que sólo por servirse de la sociedad, y ganar sencillos sueldos de casi 300.000 euros, eran y son tildados de diferentes por los agraciados humanos que, inmersos en la mediocridad, se burlan de los desgraciados que sólo tienen dinero.
En tiempos de austeridad y recortes, no todos debemos estar sujetos a la dictadura de la crisis; ¡hágase justicia! Recortemos a los trabajadores y démosles a los pobres ricos, que ahogan sus penas en vino (de La Rioja) parapetados en sus (pequeñas) casas (de 265m²) y desprecian el “vil” dinero cuando no obedece a sus (legítimos) intereses (CCM).
Barreda, un Presidente que “sólo” trabaja por su Región.
Cospedal, una actitud ante la vida que ennoblece la humilde condición neoliberal.
“Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
Un príncipe malo
Una bruja hermosa
Y un pirata honrado.
Todas estas cosas
Había una vez
Cuando yo soñaba
Un mundo al revés”
José Agustín Goytisolo.
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