lunes, 4 de junio de 2012

ACTITUDES DESHONESTAS CON LA SOCIEDAD


Estoy tratando de hacer un esfuerzo para entender ciertas actitudes que observo en algunos partidos políticos y gobiernos y, sinceramente, cuesta un enorme trabajo comprender, o al menos intentarlo, el porqué de ciertas decisiones orgánicas; por diversas razones, pero fundamentalmente porque dicen muy poco de sus responsables a ojos de la opinión pública; más parece que tienen mucho que esconder y que callar mientras fuera, en las calles, la sociedad clama por una política al servicio del ciudadano, entendida en su sentido más aristotélico, conformada y tratada por servidores públicos que gestionen honestamente el patrimonio común de todos los españoles.

Hago referencia a la decisión del Partido Popular de tapar las vergüenzas de Bankia, negando la creación de una comisión de investigación que ponga al descubierto todas las irresponsabilidades que se han cometido al frente de esta entidad.

Afortunadamente, el PSOE ha dado marcha atrás en su idea primigenia de no pedir la creación de esta comisión;  francamente, esa decisión inicial hubiese dejado en muy mal lugar al Partido Socialista. Si se hiciese un esfuerzo por escuchar a las bases (algo que durante algún tiempo ha estado en la reserva), se podría comprobar que militantes y simpatizantes consideran de rigor la creación en abierto de esa comisión para depurar responsabilidades, porque no  olvidemos que el rescate de Bankia nos va a costar a cada español 500 euros, y al menos tenemos derecho a saber qué se hace con nuestro dinero. No se trata de un posicionamiento ideológico; se trata de un posicionamiento razonable. Lo que en su día valía para CCM, ¿Por qué no vale a hora para Bankia?

Aún con todo y con ello, desde hace algún tiempo prevalece en el ciudadano de a pie la idea de que el posicionamiento ideológico forma parte del pasado, una idea que, con mucho acierto, ha conseguido el PP inculcar en “la calle” y que todos se hagan eco de ella. Con ello se niega parte de la legitimidad que sustenta a los partidos de izquierda, los del espectro social medio-bajo, los que surgen para defender los intereses de los más desfavorecidos. Si nos centramos en ese debate, y evitamos cualquier referencia a estos aspectos, obviaremos el papel del PP en este asunto, el de defensor de las grandes entidades bancarias y de los que más tienen; recordemos que fue Cospedal, antes de las elecciones regionales de mayo de 2011, la que dijo que el PP era el partido de los trabajadores, ocupando el terreno que, tanto IU como PSOE, habían desatendido durante algún tiempo. Es decir, que el PP niega sus principios fundacionales (la representación del movimiento franquista en democracia, aquel que conformaban los fieles del régimen y que, por alguna razón, decidieron enarbolar la bandera de la democracia a la que ellos destruyeron 40 años atrás) y se atribuye el papel de defensor social. Creo, no obstante, que el PP está muriendo ahogado en su propio ego, porque lo que tiene las mayorías absolutas –que se lo pregunten a Felipe González y a Aznar- es que consiguen amparar actuaciones absolutistas bajo la forma de la democracia, negando cualquier evidencia bajo el síndrome del “tú haz lo que yo diga pero no lo que yo haga”.

El PSOE, por ello, como partido social y obrero, tiene la obligación moral de contribuir a aclarar qué se ha hecho en Bankia, y a qué se va a destinar el dinero público consignado para su rescate. De no ser así, serían difícilmente explicables las razones que negarían tal petición y, yendo más allá, qué se desea esconder.

Seamos pues consecuentes con lo que pide la sociedad y nuestros principios éticos como organización política, y pidamos encarecidamente una comisión de investigación abierta sobre Bankia y sus responsables. Actuaciones de esta índole contribuirán a recuperar la credibilidad de las organizaciones políticas de izquierda.

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