martes, 14 de abril de 2009

EL PP ES COMO EL PERRO DEL HORTELANO...


No me cansaré de repetir que el mayor pecado de los que nos llamamos españolitos suele ser la memoria histórica; presentamos un escaso bagaje recordatorio cuando tenemos que echar la vista atrás y comprobar lo que el tiempo, la historia o los responsables de la misma, han hecho con nuestras vidas.


Y resulta fácil acordarnos de aquello que resultó más destacado; pero cometemos el error de dar muchas cosas por supuestas y confiar en lo que otros/as comentan o dejan de comentar. Al fin y a la postre, si otros hacen el esfuerzo por nosotros, ¿para qué esforzarnos?


Parece que algo así funciona entre los muchachos de Génova, quienes, dicho sea de paso –seré suave en la definición-, son como el perro del hortelano, que ni comen ni dejan comer. En este caso, para no sobrecargar las neuronas de quien pueda tener ocasión de leer, realizaré un ejercicio sencillo, que mezcla las bondades del pasado –muchos pensarán que cualquier tiempo pasado fue mejor- con el presente más amargo –el que están intentando crear los chavales/as del Partido Popular-.


Nos remontamos al año 2002. Para desgracia de los que nos consideramos progresistas, de izquierdas, rojos, etc., más toda la pléyade adjetivadora con la que pretenden descalificarnos quiénes se imaginan depositarios de la más firme tradición nacional católica española, transcurre el sexto año del aznarato, segundo de la mayoría absoluta con que nos obsequió el Niño del Escorial. Y como suele ser costumbre en los Gobiernos democráticos, sujetos a los vaivenes de un mundo cada vez más globalizado y en donde la coyuntura gana terreno a lo estructural, José Mari decide llevar a cabo la reforma de su equipo de Gobierno.


Entre los nuevos Ministros, se encuentra Eduardo Zaplana, presidente hasta entonces de la Generalitat Valenciana, que pasa a ser el nuevo titular del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. ¿Y cómo presidente de la Comunidad Valenciana? Pues José Luis Olivas, número dos del PP valenciano, conquense de origen y previsiblemente –por aquel entonces-, el hombre que aumentaría la mayoría popular en las Cortes valencianas.


Ningún partido político de la oposición realizó declaración alguna cuestionando la legitimidad del nuevo Presidente, salvo el lógico voto en contra en el Parlamento.


La toma de posesión se realizó con la asistencia de varios ministros del ejecutivo aznariano, entre ellas la del entonces titular de Administraciones Públicas, Javier Arenas Bocanegra.


Encaramados nuevamente en la máquina del tiempo, viajamos al año 2001, y concretamente a febrero.


Menos de un año después de que la derecha consiguiese su anhelada mayoría absoluta, el Presidente del Gobierno nombra Ministro de la Presidencia a Juan José Lucas, hasta entonces Presidente de la Junta de Castilla- León. El portavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes castellano leonesas, Juan Vicente Herrera Campo, toma posesión como nuevo Presidente.


Ningún grupo político pone en tela de juicio la legitimidad de este nombramiento.


Volvamos al presente.


José Luis Rodríguez Zapatero, a trece meses de los últimos comicios generales, opta por modificar la composición y estructura de su Gobierno debido a la situación mundial en que nos encontramos.


Con la intención de mejorar la coordinación entre las Comunidades Autónomas, entre sí y con el Gobierno Central, nombra a Manuel Chaves, hasta entonces Presidente de Andalucía, vicepresidente tercero del Gobierno de España y ministro de Política Territorial. José Antonio Griñán se perfila como nuevo Presidente de Andalucía.


El candidato y Presidente del Partido Popular en Andalucía, Sr. Arenas Bocanegra, llama "irresponsable" al ex presidente de la Junta, Manuel Chaves, por "huir" a la política nacional dejando a Andalucía en una situación de vacío. Y respecto al, previsiblemente, futuro presidente autonómico, José Antonio Griñán, sostiene que su nombramiento es "legal" pero no "legítimo", porque no ha sido elegido por las urnas, solicitando el adelanto de elecciones autonómicas.


Nuevamente, los chicos de la gaviota olvidan su pasado reciente, y haciendo gala de su bien ganada fama de cínicos e hipócritas, piden el adelanto de las elecciones en Andalucía, argumentando tal solicitud en la deslegitimidad de Griñán para ocupar el puesto en cuestión.


¿Por qué sí está legitimado un cambio de Presidente en la Comunidad Valenciana o en Castilla-León, gobernadas por el PP, y no en Andalucía, presidida por el PSOE?; ¿no es la misma situación?; ¿por qué el PP, por boca de su Presidente, critica la nueva composición del Gobierno, si se hartaron de pedir el cambio en el mismo?; ¿y por qué encuentra poco razonable que este cambio se haga a poco más de un año de la celebración de las últimas elecciones generales?; ¿acaso Aznar no llevó a cabo un cambio de Gobierno en febrero de 2001, cuando sólo habían transcurrido 11 meses de las elecciones de 2000?; ¿y por qué el PP actúa como la gata Flora, que si se la meten grita y si se la sacan llora?.


Asistimos a un nuevo episodio de deslealtad institucional del Partido Popular. Olvidan pronto los actos que en su condición de Gobernantes llevaron a cabo. Tal vez, su amparo ético resida en que el actual Gobierno no goce de la mayoría absoluta que en su día obtuvo el Sr. Aznar, pero no es menos cierto que en 2008 el Partido Socialista fue el más votado; su condición de Partido del Gobierno es legítima y, por tanto, con capacidad para liderar cualquier actuación que la separación de poderes le otorgue.


Este Gobierno acude a las Cortes Generales cuando la materia a tratar debe ser objeto de debate; no obvia el preceptivo trámite parlamentario cuando es necesario -¿olvidamos la Guerra de Irak?-, y no provoca momentos de tensión familiar como el que protagonizó Trillo-Figueroa Martínez-Conde con el fallecimiento, y posterior identificación, de los 62 militares que provenían de Afganistán.


Si el mayor pecado de este Ejecutivo es tardar en buscar la mejor opción para atajar la crisis global que padecemos, tengo muy claro el sentido de mi voto en las próximas elecciones. Desde luego al Partido Popular, no.


No quiero un Gobierno que no sepa reconocer sus errores –pasados y presentes-; no quiero un Gobierno que oculte información; no quiero un Gobierno que se pase por el arco del triunfo la voluntad del Pueblo, residenciada en las Cortes Generales; no quiero un Gobierno que olvide su pasado, ni reciente ni pretérito; no quiero un Gobierno que anteponga su condición de Partido Político a su representación institucional; no quiero un Gobierno que distinga situaciones similares por la condición partidista.


Quiero un Gobierno que actúe; que se equivoque por acción, no por omisión.


No perdáis la capacidad de memoria; en ella está nuestra salvación.


Que el tiempo no os cambie.


2 comentarios:

  1. No es una cuestión de memoria. Lo que es necesario es un Guerra que les atice con las razones como si fueran vergajos. El PP siempre ha sido el rein de la contradicción y d ela mentira gobelsiana. Inventan la realidad, repiten el mensaje, terminan creyéndoselo y hasta, a veces, a los no avisados, se lo hacen creer. Por eso es necesario mantenerlos a raya. Y esto es una cuestión de estategia d ela organización que, a mi modo de ver, no se está atendiendo.

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  2. Hay más casos. Recordad que también en su primer Gobierno, Rodríguez Zapatero nombró un ministro que era Presidente de su Comunidad Autónoma, José Bono. Como presidente autonómico se invistió a José María Barreda, nuestro actual presidente. ¿Qué hizo del PP? Afirmar que José Bono salía huyendo de Castilla-La Mancha (a la cual traicionaba) y que al gobierno de José María Barreda le faltaba la legitimidad de las urnas. ¡Por eso a las siguientes elecciones Barreda ganó por mayoría absoluta!.

    Enfin, en esas estamos

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